Dentro de las figuras centrales de la historia de Laprida, aparece el nombre de Ramón Santamarina.
Un inmigrante que llegó al país sin nada, y construyó una fortuna con campos por toda la provincia de Buenos Aires. Su calle, hoy ubicada en el centro, y la famosa estancia “La Gloria”, son parte de su historia.
Ramón nació en Orense, España, al norte del Portugal, en la zona de Galicia el 25 de febrero de 1827. Hijo de José García Santamarina Varela y Manuela Valcarcel Pereyra. Su nombre completo era Ramón Joaquín Manuel Cesario Santamarina Valcarcel.
“El llegó huérfano a la Argentina, al fallecer su padre, su madre entró en una depresión y a los 2 meses fallece. Ramón tenía 2 hermanos más. En ese entonces pasaban de pariente en pariente, hasta que lo recibieron unos monjes en un convento y un día lo embarcaron para las Américas como le decían antes“ comenta María Ester Arrondo, del Museo local.
Cuando llega a la Argentina en 1840, Ramón tenía 13 años. Al bajar del barco, decide usar su segundo apellido que era Santamarina, quitando el García que lo antecedía. Se estima que se queda en Buenos Aires, en el hotel de los inmigrantes, y al año y medio se va a Tandil.
“Llegó como se dice, con una mano atrás y una adelante” relata María Ester. “Cuando llegó a Tandil se dedicó al campo y fue peón. Ahorró mucho como hicieron muchos inmigrantes y un día, a los 19 años, compró una carreta, se dedicó al transporte y la comunicación. Era una persona muy trabajadora”.
Así comenzó a gestarse poco a poco lo que sería una gran fortuna, con tierras por toda la geografía bonaerense. Una carreta siguió a otra, y su trabajó se fue amplió. Compró campos y se empezó a vincular con Laprida
“Santamarina llego a tener 281.727 hectáreas, sólo en la provincia de Buenos Aires porque también tenía campo en otras provincias. En esa época era muy barata la hectárea, porque el gobierno quería poblar, entonces las vendia” agrega María Ester Arrondo.
Su vida familiar
Santamarina tuvo 2 esposas y 18 hijos. Las dos eran de ascendencia vasca. La primera se llamaba Angela Alduncín, quien falleció a los 28 años muy joven cuando el matrimonio ya tenía 5 hijos. Por ese motivo, Santamarina estuvo mucho tiempo deprimido, viajó nuevamente a España y se casó con una sobrina de su primera esposa, que se llamaba Ana Irazusta que murió a los 102 años y le dio a Ramón 13 hijos, 3 de los cuales fallecieron cuando eran niños.
“De los hijos de Ramón podemos decir que los más destacados estuvieron sobre todo en Tandil y Buenos Aires”comenta Arrondo.
Entre ellos, Ramón, el mayor; Enrique, padre de José Ramón que lo conocemos acá en Laprida por la estancia La Gloria; Antonio, fue abogado, intendente de Tandil y coleccionista de obras de artes y Jorge, fue diputado, presidente del Banco Nación y gerente de una empresa familiar.
Con su primera esposa, los 5 hijos fueron Ramón segundo, José, Angela, María Elena y Josefa María que fallecieron de niñas. En tanto, los 13 hijos con Ana Irazusta feron Enrique, Ana, Josefa, Nemesia, Dolores, María, Elena, Antonio, Elvira, Artura, Adolfo, Jorge y Adolfo segundo.
Su legado en Laprida
Hoy, su ícono más presente en Laprida es la calle céntrica, que bordea la Plaza Pereyra y la iglesia. Pero originalmente, la avenida San Martín se llamaba Santamarina al fundarse Laprida.
“En Laprida lo que más se lo recuerda es por donar la capilla que hoy es la Parroquia” comenta María Ester Arrondo.
Ese gesto de Santamarina comenzó cuando la comisión religiosa trataba de juntar fondos para hacer una capilla en Laprida, entonces Santamarina la donó con la condición de que el nombre sea el de su señora, Ana. Por eso, inicialmente, se le puso el nombre de capilla Santa Ana. Se empezó a construir en 1899 y se inauguró el 1 de enero de 1900.
“No solamente donó la capilla, si no todos los ornamentos y objetos sagrados para el culto” comentó María Ester. En ese sentido, el inventario de la donación que firma abarca bancos, cómoda, pedestales, candelabros, así como estatuas sagradas.
“Lo que hoy se conserva en la Parroquia, es el Sagrado Corazón, una estatua de Santa Ana, y un cuadro que fueron donados por él” contó Arrondo. “Era una persona muy pudiente y generosa”.
Esa capilla original Santa Ana, carecía de la torre elevada y los laterales, obra que se hizo recién en Laprida en el año 1963. Por otra parte, en Tandil dono la iglesia, una escuela, y el club.
Su muerte
Ramon Santamarina murió en Buenos Aires a los 77 años el 23 de agosto de 1904.
“Murió de la misma forma en que desapareció su padre en Orense, se pegó un tiro en la sien, no se sabe la causa. El padre si porque había malgastado la fortuna de su mujer, en el caso de Ramón puede haber sido depresión” explicó María Ester Arrondo.
Su descendencia viva
Otra donación de los Santamarina fue la casa donde hoy funciona el Museo Hugo Diez.
La vivienda, fue inicialmente del Juez José Courreges, luego de la familia Piorno, y luego la compro José Ramón Santamarina, su nieto, junto a su señora Ines Dodero e hijos.
“Cuando abrió el Museo en el año 1987 se firmó un comodato en préstamo, y en el 2006 la donaron” comentó María Ester Arrondo.
*Trabajo realizado en conjunto por Oh Laprida y María Ester Arrondo del Museo Hugo Diez.
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